Destacamos una nueva obra entre los tesoros bibliográficos a los que se puede acceder a través del portal Singularis del Consorcio Madroño. Se trata esta vez de los Libros del saber de Astronomía de Alfonso X el Sabio, un códice del siglo XIV fundamental para la historia de la ciencia, custodiado por la Biblioteca de la Universidad Complutense de Madrid.
El manuscrito de los Libros del Saber de Astronomía contiene dieciséis tratados dedicados a la ciencia de los astros y a los instrumentos para su estudio, en traducciones hechas del arameo y del árabe por eruditos judíos, cristianos y musulmanes, siempre con la intervención directa del rey Alfonso X el Sabio para conseguir un lenguaje castellano más correcto. Tres son las grandes áreas temáticas de la obra: Astronomía -en el tratado primero, que describe las esferas celestes y los signos zodiacales, constelación por constelación-, uso y construcción de diversos instrumentos de observación astronómica -tratados II al X y también el último- y aparatos para medir el tiempo, descritos en los tratados XI al XV. Las indicaciones del códice nos muestran Toledo, Burgos y Sevilla como posibles lugares de escritura, aunque la mayoría de los expertos señalan que en esos años –entre 1276 y 1279- el escritorio alfonsí estuvo establecido es esta última ciudad.
La ilustración del manuscrito, realizada con gran finura y pericia, consta de las iniciales de principio de libro o capítulo, de las orlas que señalan el margen de las columnas en algunas partes del códice, de los remates de línea, de varios cuadros ilustrativos, y de las figuras que ilustran propiamente el texto. Las iniciales y las orlas, de dibujo caligráfico de filigrana en tinta roja y azul son especialmente notables y representativas de la influencia gótica y mudéjar en la decoración. No obstante, la decoración más representativa es la que ilustra el texto con clara intención didáctica. En total, 162 figuras, algunas de ellas a página entera.
El códice, procedente de la biblioteca de la reina Isabel la Católica y posteriormente vendido al cardenal Cisneros por el rey Fernando, se incluyó el lote fundacional de la Biblioteca de la Universidad Complutense.